El pasado viernes 26 de septiembre, el Teatro Municipal de Valencia se convirtió en escenario de una noche histórica para el folklore venezolano. Luis Silva, el Barinés de Oro, cumplió un sueño largamente acariciado: presentarse por primera vez en este emblemático recinto, acompañado por la Orquesta Sinfónica del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Carabobo, bajo la dirección de la maestra Rosana Morales.
(Prensa LaLocura Network / Fotografia Karloz Dielingen) El espectáculo, titulado “Luis Silva: Sinfónico, Mi Debut en el Teatro Municipal de Valencia”, no solo ofreció una reinterpretación orquestal de sus temas más emblemáticos, sino que también tejió momentos íntimos y memorables. Carmita Silva, quien ya había conquistado las tablas del teatro como bailarina, regresó en su debut como cantante, compartiendo escenario con su padre en una sentida versión de “Para Decir Adiós”. Por su parte, la joven Ángeles Álvarez acompañó a Silva en “Enamorado de Ti”, aportando frescura y talento emergente a la velada.
(Su presentación junto a su hija «Carmita Silva»)
La producción estuvo a cargo de Veneshow Production, en alianza con la Fundación Teatro Municipal de Valencia, bajo la dirección de Juan José Piñero. El repertorio incluyó clásicos como “Enfurecida”, “Quisiera Ser”, “La Diosa y el Pecador”, y una versión sinfónica de “Te He Prometido” de Leo Dan, entre otros arreglos realizados por Víctor Castillo, Eddy Díaz y Alexander Pineda.
(Junto al talento emergente de Ángeles Álvarez)
Más allá del virtuosismo musical, el concierto fue una celebración del arraigo, la familia y la persistencia artística. Luis Silva, con más de 400 canciones en su trayectoria, expresó su emoción por cantar en un escenario que ha recibido a figuras internacionales como Pavarotti y Marceau: “Yo creo que ahí yo voy a llorar. Estoy muy emocionado y hay que poner el todo por el todo para que todo salga perfecto.”
La noche fue registrada en video y fotografía, con miras a futuras plataformas digitales. Y como siempre, el lente de Karloz Dielingen estuvo presente para capturar cada instante con precisión y narrativa visual.
Este debut sinfónico no fue solo un concierto: fue una declaración de amor al país, a la música y a los sueños que se cumplen cuando se les canta con el corazón.